EDUCA, NO PEGUES

Los niños y niñas necesitan educación 
El castigo físico no educa

Los niños y niñas necesitan :

  •  amor
  •  protección
  •  respeto 
  • confianza
  • atención 
  • estimulación 
  • seguridad

 ¿Qué es el castigo físico?

La madre que le da una bofetada a su hijo intentando frenar su rabieta porque no le quiere comprar algo, el padre que zarandea a su hija cuando le ha visto pegar a otro niño, el adolescente al que se le “levanta la mano” por contestón.
 A la mayoría de personas no les parece nada extraño, nada que debamos cuestionarnos, y sin embargo es algo que nos hace sentir mal. Incluso muchas personas que defienden racionalmente el uso del castigo físico no pueden dejar de sentir cierto resquemor después de aplicarlo. No se sienten bien.
Existen muchas formas de entender el castigo físico y por lo tanto, muchas definiciones. Nosotros proponemos la siguiente:
“Castigo físico es el uso de la fuerza causando dolor, pero no heridas, con el propósito de corregir una conducta no deseable en el niño”
El azote, el tirón de pelo, la bofetada son formas de castigo físico aunque no las califiquemos como maltrato.

Las diferencias entre el castigo físico y el maltrato físico:

• la intensidad: la existencia o no de lesiones derivadas de la violencia ejercida
• la intención: la intención del maltratador no es educar.

El castigo físico es una de las formas equivocadas de educar, pero no la única. No se trata de sustituir el castigo físico por el maltrato psicológico sino de educar sin violencia.

Las motivaciones por las cuales los padres recurren al castigo físico:

• porque lo consideran oportuno para la educación de sus hijos
• por descargar sus nervios
• porque carecen de recursos suficientes para afrontar una situación o de estrategias para conseguir lo que quieren
• porque no definen bien las situaciones sociales en las que las emiten
• porque no se controlan emocionalmente...
pero sea cual sea la justificación que se dé al castigo físico, los efectos que produce son los mismos. El castigo físico hace daño a todos.
Al final, la erradicación del castigo físico es una obligación ética. El castigo físico enseña en el miedo y desde la sumisión, mermando la capacidad de los niños y niñas para crecer como personas autónomas y responsables.

Efectos del castigo físico en los niños:

Daña su autoestima, genera sensación de minusvalía y promueve expectativas negativas respecto a sí mismo.
Les enseña a ser víctimas. Existe la creencia extendida de que la agresión hace más fuertes a las personas que la sufren, les “prepara para la vida”. Hoy sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino más propensos a convertirse repetidamente en víctimas.
Interfiere sus procesos de aprendizaje y el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.
Se aprende a no razonar. Al excluir el diálogo y la reflexión, dificulta la capacidad para establecer relaciones causales entre su comportamiento y las consecuencias que de él se derivan.
Les hace sentir soledad, tristeza y abandono.
Incorporan a su forma de ver la vida una visión negativa de los demás y de la sociedad, como un lugar amenazante.
• Crea un muro que impide la comunicación padres - hijos y daña los vínculos emocionales creados entre ambos.
Les hace sentir rabia y ganas de alejarse de casa.
Engendra más violencia. Enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver los problemas
• Los niños y niñas que han sufrido castigo físico pueden presentan dificultades de integración social
• No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a someterse a las normas o a transgredirlas.
• Pueden sufrir daños físicos accidentales. Cuando alguien pega se le puede “ir la mano” y provocar más daño del que esperaba.

En los padres:

• El castigo físico puede producir ansiedad y culpa, incluso cuando se considera correcta la aplicación de este tipo de castigo.
• La violencia se expande. El empleo del castigo físico aumenta la probabilidad de que los padres muestren comportamientos violentos en el futuro en otros contextos, con mayor frecuencia y más intensidad.
• Impide su comunicación con los hijos y deteriora los relaciones familiares.
• Cuando usan el castigo físico porque carecen de recursos alternativos, aparece una necesidad de justificación ante sí mismo y ante la sociedad. Al malestar por los efectos de castigo físico en los niños y niñas se suma la incomodidad de una posición incoherente o no fundamentada.

En la sociedad:

• El castigo físico aumenta y legitima ante las nuevas generaciones el uso de la violencia en la sociedad.
• Genera una doble moral. Existen dos categorías de ciudadanos: los niños y niñas y los adultos. A los adultos no se les puede agredir, a los niños y niñas sí.
• El castigo físico promueve modelos familiares quebrados:
• sin comunicación entre sus miembros, que se dividen, cuando este ocurre, entre agresores y agredidos.
• no integrados en la sociedad, en conflicto con la igualdad que defiende la democracia
• Dificulta la protección de la infancia. Al tolerar estas prácticas, la sociedad queda deslegitimada ante los niños y niñas como un ámbito protector.
• Se educan ciudadanos sumisos que han aprendido en sus primeros años de vida que ser víctima es una condición natural de los individuos que conformamos la sociedad.

 El castigo físico no educa sino que confunde

El castigo físico no es una forma de educar. Es evidente que el castigo físico produce reacciones en los niños y niñas pero esto no quiere decir que sea un instrumento educativo. Porque no educa, sino que confunde:

• El castigo físico paraliza la iniciativa del niño. Bloquea su comportamiento y limita la capacidad para plantear y resolver problemas.

• Los niños y niñas cuando tienen miedo de ser castigados no se arriesgan a intentar cosas nuevas, de modo que no desarrollan su creatividad, su inteligencia y sus sentidos.

• No fomenta la autonomía del niño o niña, ni le permite elaborar normas y criterios morales propios.

• Hace que el niño y la niña respondan a la sanción, no a su propia iniciativa ni a la responsabilidad que los padres desean inculcarle.

• Fomenta una relación en la que el niño y la niña logran más atención de los padres a través de la transgresión de la norma.

• Ofrece la violencia como un modo válido para resolver conflictos, aprendiendo actitudes violentas.

• Dificulta el desarrollo de valores como la paz, la democracia, la cooperación, la igualdad, la tolerancia, la participación y la justicia, esenciales para una sociedad democrática.

• La violencia engendra violencia. El castigo físico legitima el abuso de poder dentro de todas las relaciones familiares

• El castigo físico conlleva siempre castigo emocional, puesto que el cariño de los padres y su aprobación son el sostén afectivo del niño, y las bofetadas los pone en tela de juicio.


Campaña “Educa, no pegues”
Save The Children
Plaza de Puerto Rubio 28 28053 Madrid Tfno : 91513 05 00 Fax : 552 32 72
e-mail : castigo@savethechildren.es
Web : http://www. Savethechildren.es/castigo

Los pensamientos afectan nuestro estado de ánimo



Diferentes tipos de pensamientos producen un efecto en nuestro estado de ánimo
Algunos pensamientos aumentan la probabilidad de que usted se deprima, mientras que otros disminuyen la posibilidad de que usted se deprima

¿Qué son los pensamientos?
Pensamientos son ideas que nosotros nos decimos a nosotros mismos.
Nos hablamos mentalmente todo el tiempo, pero no todo el tiempo nos damos cuenta. 
Es útil pensar acerca de los “pensamientos” como “objetos” (ideas) que tienen un efecto real sobre nuestras mentes y cuerpos.

¿Cómo piensan los que están deprimidos?

INFLEXIBLE
 Por ejemplo, una persona deprimida podría pensar : “Tengo miedo”
 Un pensamiento flexible que nos podría evitar sentirnos deprimidos podría ser: “A veces tengo miedo, pero a veces también soy valiente”.

ENJUICIADOR
Una persona que está deprimida podría pensar: “Soy un fracaso”
 El pensador flexible podría decir: “Soy muy miedoso pero eso no quiere decir que sea un cobarde”.

¿Cómo piensan los que no están deprimidos?

Pueden cambiar su forma de pensar:
Deprimido: “Yo siempre he sido y seguiré siendo un cobarde”.
Flexible: “Me siento con miedo en algunas situaciones a veces”.

Miran lo que hacen, no lo que son: 
 El pensador deprimido podría decir: “Nací para sentirme mal”
 El pensador flexible podría decir: “He estado comportándome en formas que ahora me hacen sentir deprimido”.

Tienen esperanzas para el cambio: 
 El pensador deprimido diría: “Nunca me ha ayudado nada”. 
 El pensador flexible diría: “Nada de lo que he tratado hasta ahora me ha ayudado, pero esto es nuevo y podría ser el tiempo oportuno para empezar a sentirme mejor”.

APRENDIENDO A IDENTIFICAR DIFERENTES TIPOS DE PENSAMIENTOS

A. Pensamientos constructivos VS pensamientos destructivos 
Pensamientos constructivos le ayudan a sentirse mejor y más entero. Por ejemplo el pensamiento: “Yo puedo aprender a controlar mi vida para hacer lo que yo realmente quiero”, es un pensamiento constructivo. 
 Pensamientos destructivos le hacen sentirse mal. Por ejemplo, usted podría pensar:  “No sirvo para nada”, o “Todo me salió mal educando a mis hijos”, o “He cometido tantos errores que no puedo salir de mis problemas”.

B. Pensamientos necesarios VS pensamientos innecesarios 
 Pensamientos necesarios le recuerdan cosas que tenemos que hacer, por ejemplo: “Debo acordarme de regar las plantas antes de acostarme”. 
 Pensamientos innecesarios no cambian nada, pero le hacen sentir mal, por ejemplo: “Habrá un terremoto” o “A lo mejor tengo cáncer”.

C. Pensamientos negativos VS Pensamientos positivos 
 Pensamientos positivos lo hacen sentir mejor, por ejemplo el pensamiento: “Las cosas ahora parecen estar mal, pero al menos aquí estoy haciendo algo para cambiarlas”, es útil. 
 Pensamientos negativos lo hacen sentir mal, por ejemplo: “No hay remedio para mi depresión”.

ERRORES EN EL PENSAMIENTO
Aprendiendo a reconocerlos

1. Pensamientos de todo o nada.
Es cuando usted mira las cosas como si fueran completamente buenas o completamente malas.
Por ejemplo, si usted comete un error haciendo alguna cosa, usted piensa que todo su trabajo fue inútil. Por ejemplo, usted podría pensar: “Porque no hice las cosas bien hoy, nunca podré hacerlas bien”.

2. Mirando un ejemplo de algo negativo como si TODO fuera a resultar mal.
Usted ve un solo evento negativo como una derrota que nunca fuera a terminar.
Por ejemplo, “Como esta persona no me saludó, entonces nunca podré ser su amigo /a”.

3. Filtro mental.
Usted toma un solo evento negativo y se fija exclusivamente en él, de tal forma que todo lo demás lo ve negativo.
Por ejemplo, una paciente fue a tratamiento un día y dijo que había visto un pájaro muerto en la acera y que esto la hizo sentirse muy mal. Ella había caminado a través de un área preciosa de árboles con hermosos colores otoñales y todo lo que vio fue un pájaro muerto.

4. Descontando lo positivo.
Usted no toma en cuenta las cosas positivas que suceden, solo ve lo negativo.
Por ejemplo, usted podría creer que no le cae bien a nadie, de tal forma que si alguien se porta agradable con usted, usted luego piensa que hay algo mal en esa persona.

5. Haciendo conclusiones erróneas.
Usted hace conclusiones antes de tiempo y ve el lado negativo de las cosas. Existen dos tipos:
 Leyendo la mente. Cuando usted ve a alguien que está enojado, usted podría pensar que no le cae bien o que está enojado con usted. Bien podría ser que esa persona tiene dificultades consigo misma. 
 Leyendo su fortuna. Usted siente y predice desastres y tragedias que le van a ocurrir en el futuro. Por ejemplo, “Me va a dar cáncer”.

6. Haciendo las cosas más importantes o menos importantes de lo que realmente son.
Usted hace que sus errores parezcan más grandes de lo que realmente son. Al mismo tiempo, usted también hace que las cosas buenas que le suceden parezcan menos importantes que lo que realmente son.
Por ejemplo, usted podría pensar: “Yo cometí un error con mi amiga y ella nunca me lo podrá perdonar. Aunque yo he sido siempre bueno con ella, ella no lo va a tener en cuenta”.

7. Tomando sus sentimientos muy seriamente.
Pensando que sus sentimientos son la realidad.

8. Deberes.
Usted trata de motivarse con deberes, es decir con lo que usted cree que la gente debe  hacer o decir.
Por ejemplo, usted podría pensar: “Yo debo ser mejor persona” o “Yo debo dejar de comer hasta que pierda peso”. Cuando usted se dice estos deberes a usted mismo, usted se siente culpable. Cuando usted los dice acerca de otras personas, usted se siente enojado y desilusionado por ellas.

9. Etiquetándose usted mismo.
Solo porque usted comete un error, comienza a pensar que es un perdedor.
Por ejemplo, usted podría decirse: “porque rompí este vaso, soy un incompetente”.

10. Culpándose a usted mismo
Se culpa a usted mismo de cosas negativas que suceden a su alrededor y de las que no tienen ningún control sobre ellas.

Por ejemplo, si algo malo le sucede a alguno de sus familiares o amigos, usted siente que tiene la culpa.